Taller 2

Sistemas Alimentarios Territoriales, entre la Autonomía y la Especialización

MARCO Y OBJETIVOS
Los sistemas alimentarios locales se enfrentan a una serie de retos, sobre todo en las regiones insulares y montañosas. Y en algunas zonas, las exigencias impuestas por el sector turístico agravan los problemas de autosuficiencia alimentaria y sostenibilidad medioambiental de la población local, debido a temporadas y culturas alimentarias que no se corresponden con las características específicas de la zona.
Producir alimentos de calidad para la población local al tiempo que se satisfacen las demandas y preferencias alimentarias de los turistas puede crear tanto tensiones como innovaciones, nuevas oportunidades y toda una serie de riesgos sociales, medioambientales y culturales.
De este modo, se cuestiona la gobernanza de las zonas en cuestión, ya que se les pide que naveguen o dirijan, si pueden, las tensiones necesariamente implicadas en la conciliación de la soberanía alimentaria y la actividad turística.
Es necesario un enfoque territorial para establecer una autonomía individual que sea coherente con la salud general de las diversas formas de vida de una zona determinada. Como ya han señalado la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (2002) y una serie de estudios (IAASTD, 2009; IPBES, Rimisp, 2008), el modelo de mosaico de adaptación, que combina enfoques proactivos para la conservación dinámica de los recursos naturales con un alto grado de sensibilidad a los contextos socioculturales locales, ofrece una respuesta eficaz a una serie de cuestiones importantes (cambio climático, biodiversidad, justicia social, etc.) a las que tendrán que hacer frente los sistemas alimentarios de todas las regiones.
Sin embargo, para que los enfoques territoriales verdaderamente transformadores, tanto a nivel colectivo como individual, funcionen y perduren, es necesario no sólo poder reunir un conjunto de condiciones como la gobernanza, las formas de consulta, la adaptación y la acción colectiva, sino también reconocer su contingencia histórica. En consecuencia, la inteligencia territorial aplicada a los sistemas alimentarios debe reinventarse y adaptarse constantemente. Estas dinámicas cambiantes son muy marcadas en los “territorios constreñidos”, sobre todo en las regiones montañosas o insulares.
Los efectos del cambio climático son ya innegables, y es crucial explorar estrategias de mitigación y adaptación en los sistemas alimentarios, y hacerlo desde una perspectiva lo suficientemente integrada como para incorporar cuestiones relacionadas con la salud global (One health). Las prácticas circulares en estos sistemas pueden ayudar a mitigar los impactos negativos del cambio climático. Además, es esencial pensar en prácticas agrícolas en armonía con el ecosistema. Por lo tanto, es necesario establecer una producción alimentaria local suficiente y biodiversa (vegetal, animal y microbiológica) para reducir la dependencia de los productos importados. Sin embargo, esto requiere un equilibrio entre especialización y autonomía, que puede lograrse movilizando los recursos ecológicos y la inteligencia colectiva de los agentes locales. Estos dos bienes comunes están gravemente amenazados en la sociedad moderna actual.
En todo el mundo, las comunidades están demostrando que esto es posible, que se pueden superar las contradicciones, que es posible un enfoque que combine soberanía alimentaria, desarrollo económico y salud global. Por lo general, esto implica movilizar una serie de habilidades, conocimientos y prácticas que están en constante diálogo con el patrimonio biocultural de las zonas locales. Al organizar este foro en la isla de Creta, nos fijaremos obviamente en lo que la dieta mediterránea tiene que enseñarnos sobre estos equilibrios, pero también en todas las contradicciones que necesariamente atraviesan este tipo de estilo de vida y de alimentación.
En este taller se analizarán las sinergias y limitaciones vinculadas al desarrollo del turismo y sus repercusiones en la diversidad (o simplificación) de los sistemas alimentarios. El conocimiento local de la relación entre los seres humanos y todas las formas de vida desempeña un papel vital en este contexto. Por tanto, es esencial garantizar que nuestra llamada “modernidad” no erosione la autonomía y adaptabilidad de las comunidades locales.
Cultivar y proteger la biodiversidad a todas las escalas, fomentando al mismo tiempo las sinergias entre las actividades productivas a nivel local, es fundamental para el equilibrio dinámico de los sistemas alimentarios. Este equilibrio entre autonomía y especialización no puede lograrse sin tener en cuenta el paradigma agroecológico y la relación entre alimentación y salud.
Por último, la búsqueda de complementariedades entre las zonas urbanas y rurales es un factor clave para promover estilos de vida sostenibles, siempre que se tengan en cuenta los riesgos de exclusión social vinculados a las nuevas demandas de los consumidores y las distorsiones que conllevan en los precios locales. Los estilos de vida actuales están experimentando cambios radicales, acelerados por los efectos de las transiciones ecológica, energética y social. Las zonas urbanas ejercen una presión cada vez mayor sobre las rurales, pero también pueden ser notables laboratorios de iniciativas ciudadanas e innovaciones que pueden beneficiar a los sistemas alimentarios en su búsqueda de la sostenibilidad.
En resumen, para los sistemas alimentarios y los territorios en general, todo se reduce a saber navegar entre las contradicciones, los riesgos y las oportunidades que presenta un mundo que cambia más rápido que nunca.
ESTRUCTURA Y MÉTODOS
El taller explorará estas cuestiones en 4 sesiones. Cada sesión contará con tres ponencias, basadas en la presentación y el análisis de uno o varios casos prácticos. A continuación se organizarán debates a partir de las preguntas transversales de cada uno de los talleres. Se hará hincapié en los intercambios con los demás participantes.

Coordinadores:

Guillen Calvo (Diversidad & Desarrollo, Francia), Marcelo Champredonde (INTA, Argentina), Frederic Wallet (INRAE, Francia), Claire Cerdan (CIRAD, Francia), Claire Bernard-Mongin (CIRAD, Francia), Isabella Maglietti Smith (Origin for Sustainability, Suiza).

Sesiones